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Maternidad: El arte de combinar las risas con el llanto

Maternidad: El arte de combinar las risas con el llanto

Caminaba una de estas tardes por el parque con mi hijo, y en un banco estaba una madre con su niño dándole su biberón, el pequeño se ahoga y devuelve sobre la falda de la madre toda la leche y comienza a llorar, ella reacciona diciéndole “¡no llores que la que debería llorar soy yo!” mi hijo, ya con 15 años y yo, nos miramos y comenzamos a reír…, claro, me río hoy que ya ha pasado la parte más complicada de la crianza, pero en realidad aquella historia que me contaban a mi cuando apenas quedé embarazada, que los niños solo comían y dormían, es falsa, nada más alejado de la realidad de una madre. La maternidad es el arte de combinar las risas con el llanto.

Decidir ser madre y llegar a ello, es tal vez el hito más trascendental de la mujer, ser madre es cambiar para siempre tu concepción de la vida, vivir las mejores experiencias y las más traumáticas. No existe un manual que nos enseñe a ser madres, podemos leer cientos de artículos, estadísticas y estudios que nos ayudarán a comprender que no somos las únicas que estamos pasando por esta situación, ahora bien, el cómo resolver cada una de las particularidades de nuestros pequeños, son el sentido común y el instinto materno, nuestros mayores aliados.

Cuando estamos en los inicios de esta etapa parece que el tiempo no pasa, que los chicos nunca van a crecer y nosotras estaremos atadas al olor de la leche, los pañales, rutinas para comer, dormir, bañar, montañas de juguetes que no sabemos dónde colocar eternamente. Hoy te digo que el tiempo pasa mucho más de prisa de lo que imaginamos, y mañana serán motivos de alegría los que hoy parecen ser tu día final.

Maternidad: El arte de combinar las risas con el llanto

El árbol de bambú japonés tiene una particularidad, y es que al sembrar su semilla debes regarla y cuidarla durante siete largos años, en los cuales jamás verás el mínimo brote salir a la luz del sol, durante estos 7 años solo te puedes dedicar a cuidar, abonar, regar y mantener ese espacio limpio de hierbajos malos que puedan dañar el terrero. No es que no está creciendo, es que está formando sus raíces lo suficientemente fuertes para convertirse en el árbol flexible y sólido que llegará a ser. ¡A los siete años y en tan solo 6 semanas, el bambú crece hasta 30 metros!. Y es el árbol de mayor crecimiento en el mundo, en un día puede llegar a crecer 1 metro, cuentan que si te quedas mirándolo podrías verlo crecer…

Esto es exactamente lo que sucede con la maternidad, dentro de nuestra labor como madres está el preparar las mejores condiciones para nuestros hijos, darles amor y desarrollar sus valores hasta que por sí mismos tengan la posibilidad de salir y crecer tanto como deseen. Te parecerá familiar la frase “¿cuántas veces tengo que repetir que te cepilles los dientes?”, tantas veces como sean necesarias hasta que lo haga voluntariamente, porque es allí donde se ha creado el hábito.

Existen varias etapas en el desarrollo de nuestros pequeños, cada una de ella tan importante como la anterior, saltarse alguna es querer construir un lego y no poner en medio varias piezas pensando que no harán falta, la estructura va creciendo y si omitimos piezas en la base, indefectiblemente caerá, sufrirá deterioros, estará frágil ante las adversidades naturales. Acompañar este proceso no es tarea fácil, es agotador, requiere de mucha paciencia, pero también es divertido, alegre, el mayor generador de amor puro y verdadero, del incondicional, del que jamás falta y te hace estallar de felicidad ante pequeños detalles.

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Desde este punto de vista evolutivo de la psique del niño, podría decir que el acompañamiento de los tres primeros años de vida es trascendental, aquí se desarrolla la capacidad de amar, de dar y recibir amor del ser humano, está comprobado que los niños que entran en guardería antes del año pueden llegar a perder hasta un kilo y esto no se debe a la mala alimentación, se debe a que la madre ya no lo coge en brazos, lo acaricia, lo besa con la misma frecuencia e intensidad que al estar con ella. Tener que trabajar para la madre en muchos casos es requisito indispensable y con ello la necesidad de acudir a un centro de cuidado para su bebé. Leyendo un poco las estadísticas de natalidad en España, una de las razones que argumentan las mujeres que deciden no tener hijos es justamente esta, la falta de tiempo para dedicarle a ellos porque hacerlos las coartaría en su evolución profesional, la gran pregunta es ¿cómo hacer para ser madre y profesional al mismo tiempo sin cargar la balanza más de un lado que del otro?. Por una parte, los compromisos laborales y nuestra imagen ante ellos, por la otra nuestro bebé.

Cada una de nosotras conseguirá la ecuación ideal, os dejo aquí algunos tips para esta primera etapa:

  • Si tienes la posibilidad de contar con tu pareja, madre, suegra o algún familiar para compartir el tiempo de cuidado, esto sería lo ideal, el amor de la familia ya por sí mismo es alimento para el alma.
  • Has una lista de todas las escuelas infantiles cercanas a tu lugar de trabajo, te dará la posibilidad de acercarte en algunos momentos, con esa lista ve a cada uno de ellos y pide una entrevista, recuerda tu instinto maternal te dará la mejor alternativa.
  • Como tercera alternativa puedes contratar a una niñera con la que tengas buen feeling, de comprobadas referencias.

Solo cuando tu corazón está calmado y sientes que tu bebé está en buenas manos, allí tu potencialidad, tu creatividad y tu buena labor profesional pueden florecer, ocupa las horas de trabajo de la forma más asertivas posibles, para ello hay desde agendar hasta métodos de gestión laboral más específicos (matriz de Eisenhower, cuadrantes ecológicos, etc), esto te ayudará a no llevar trabajo para casa y así optimizar el tiempo que le dedicas a tu bebé.

Recuerda cada etapa tiene su dedicación, vívela una a una. Tómate un día a la vez, si hoy ha sido uno de esos días donde pareciera que todo sale mal, date el permiso de tomar un baño largo, prepárate una infusión y agradécele a la vida que mañana será otro día. Y si el día de hoy ha sido maravilloso, date un baño largo, prepárate una infusión y también agradécele a la vida que mañana también será otro día.

¡Un abrazo y nos vemos en el próximo post!

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