Llegué llorando, sola, mi cabeza daba vueltas y vueltas… que sucedería con mis niños….
-Susana, puedes pasar- Intenté estar fuerte y contarle todo lo que me estaba pasando, tenía pequeños manchados y fuertes dolores en el abdomen. Mi ginecólogo me miraba con ternura, me tranquilizó –espera- me dijo, ahora lo revisamos todo bien. Me tumbe rezando y sin querer mirar la pantalla que otras veces miraba con ansiedad buscando una carita, una manita….
-¡Susana! ¡Abre los ojos! – me daba miedo ver una mancha oscura o cualquier cosa que asegurara que yo estaba en lo cierto, que estaba enferma, que tenia poco tiempo…..
Abrí los ojos y miré fijamente la pantalla y algo parpadeaba….. me puse a llorar y a reir
¡¿es lo que creo?! Me quede paralizada, no podía despegar los ojos de ese pequeño corazoncito que no paraba de latir.
Les pedí un abrazo, era simplemente la mamá más feliz del mundo.
Susana Lerma G.