Hoy os comentamos unos cuantos tips para sobrevivir a ser madre. La maternidad y la lactancia son una etapa maravillosa, pero es realmente agotador, no descansar bien, no entender las necesidades que a veces tiene el bebé y querer tener la misma vida que teníamos antes. Todo esto hace que nuestro estado emocional esté sensible.
La respiración nos ayuda a aliviar y controlar estos estados de tensión, conseguimos relajación, calma y seguridad en lo que estamos haciendo, ¡no olvidéis que es una época de cambios! y que debemos estar inmunitaria y emocionalmente fuertes. Todo se lo transmitimos al bebé, tensión, estrés, ansiedad etc. La respiración es realmente útil y algo que poseemos nosotros mismos y que muchas veces no lo ponemos en práctica.
Cuando aprendemos a respirar conscientemente y controlamos los movimientos respiratorios, los músculos se relajan, la mente se serena y te conviertes en una persona sin estrés, ni angustia, con un relax total. Este es el estado ideal para estar en contacto con tu bebé mientras le das pecho. Se ha demostrado además que las endorfinas en la sangre aumentan, cuando la respiración es lenta y profunda. Las endorfinas son una sustancia producida de forma natural en el encéfalo, que bloquea la sensación de dolor y está relacionada con las respuestas emocionales placenteras.
A continuación, os dejo unos ejercicios para relajaros:
Fácil, respira…
- Sentada, tumbada o de pie, cierra los ojos, dirige tu atención a la respiración y observa como respiras, no hagas nada más durante unos 15 segundos.
- Comienza a controlar voluntariamente tu respiración. Respira lenta y profundamente. Inspira y cuenta mentalmente hasta cuatro. Reten el aire, mientras cuentas hasta cuatro de nuevo. Expira el aire y cuenta mentalmente hasta ocho. Contén la respiración y cuenta hasta cuatro para volver a respirar.
- Cuando ya hayas hecho unas 10 respiraciones, mueve todo tu cuerpo, abre los ojos y continúa con tus actividades.
Duración: 3-4 min, Frecuencia: Diariamente, de 3-4 veces al día.
Relájate y serénate (en un momento de apuro)
- Expira el aire lo más lento y profundo que puedas, llevando tu vientre hacia adentro. Repite dentro de ti “Me relajo profundamente”
- Cuando hayas sacado todo el aire, detén la respiración tanto como puedas mientras te resulta cómodo.
- Después de esta pausa, inspira normalmente.